El tratamiento térmico es un proceso de limpieza de suelos contaminados en el que el suelo se calienta a alta temperatura. Esto destruye los contaminantes del suelo mediante procesos químicos y físicos o los convierte en sustancias no tóxicas. El tratamiento térmico puede dividirse en varias etapas:
La ventaja del tratamiento térmico es que también es adecuado para suelos muy contaminados y se puede conseguir un alto nivel de rehabilitación en poco tiempo. Sin embargo, los costes del tratamiento térmico son comparativamente altos y se necesita mucha energía para calentar el suelo. Además, pueden producirse algunos subproductos indeseables, como óxidos de nitrógeno o dioxinas.
En general, el tratamiento térmico es un método prometedor para sanear suelos contaminados, especialmente cuando otros métodos no son suficientes o se requiere un resultado rápido. Sin embargo, la viabilidad y rentabilidad del proceso deben comprobarse antes de utilizarlo.