La utilización biológica se refiere al proceso de utilizar residuos biológicos, como residuos vegetales, papel y residuos de cocina, para que microorganismos como bacterias y hongos los descompongan y los conviertan en biogás.
El aprovechamiento biológico tiene lugar en plantas especiales, las llamadas plantas de biogás.
En estas plantas, los residuos orgánicos se fermentan en ausencia de aire y en presencia de microorganismos. Estos microorganismos convierten los componentes orgánicos de los residuos en biogás, que consiste principalmente en metano y dióxido de carbono y puede utilizarse como fuente de energía.
La utilización biológica tiene ventajas tanto ecológicas como económicas. Reduce la cantidad de residuos que van a parar a los vertederos y contribuye a reducir la dependencia de los combustibles fósiles. Genera energía renovable y contribuye así a la protección del clima. También puede ayudar a fortalecer la economía local mediante la creación de puestos de trabajo en la utilización de residuos y la producción de energía.
Sin embargo, es importante garantizar que las plantas de biogás funcionen correctamente para evitar impactos negativos en el medio ambiente. Esto incluye, por ejemplo, el control de las emisiones, el funcionamiento de las plantas en condiciones higiénicas y el tratamiento de los residuos de acuerdo con los reglamentos y normas aplicables. Una estrategia integral de residuos debe combinar la prevención, la reutilización, el reciclado y la recuperación de residuos para minimizar el impacto ambiental y maximizar la eficiencia de los recursos.